Llega un nuevo año y, con él, algo inevitable: la ilusión de un nuevo comienzo, las ganas de emprender proyectos que nos hagan mejorar como personas y romper con los problemas del pasado, las ganas de dejar atrás hábitos que no nos gustan… En definitiva, llegan los propósitos de año nuevo, las buenas intenciones, las ilusiones, etc… y conseguir lo que queremos depende en mayor medida de nosotros, de nuestras capacidades y de las ganas que le pongamos.
A continuación, exponemos 7 claves que te ayudarán a estar un poco más cerca de «eso» que quieres conseguir.
1. Concreta tus objetivos
Es habitual crear propósitos de año nuevo demasiado abstractos o ambiguos. Por ejemplo, » voy a aprender más» suele quedar en nada justamente porque ni siquiera sabemos a qué objetivos específicos debemos llegar. ¿Qué es lo que queremos aprender?
Por eso es importante que, ya desde el inicio, tengamos claras unas metas más bien concretas. Esto, por un lado, hará que tengamos unos objetivos consistentes a lo largo del tiempo (lo cual nos permitirá acercarnos a ellos y no a otras «distracciones») y, por el otro, hará que sea posible valorar de la forma más objetiva posible si hemos cumplido nuestros propósitos de año nuevo o no.
2. Crea intervalos
En el punto anterior hemos hablado de la importancia de detallar lo máximo posible los objetivos o sub-objetivos a los que queremos llegar. Sin embargo, una vez hecho esto, podemos transformar estas metas concretas en intervalos con un valor máximo y otro mínimo que marquen lo que consideramos aceptable. Por ejemplo, si queremos perder peso, es mejor fijarse el sub-objetivo de perder entre 1,2 kg, y 0,8 kg cada dos semanas que fijarse el objetivo de perder 1 kg. cada dos semanas.
Esto es así porque hay evidencias de que si planteamos las metas en intervalos, las percibimos como algo más realizable y más motivador.
3. Planea metas a corto plazo
Este paso, en realidad, sirve para no dejar siempre para mañana las tareas que, debes empezar hoy mismo. Si divides tus planes de desarrollo personal en varios trozos y vas haciendo que estos se vayan distribuyendo en pequeñas metas diarias o semanales, lo tendrás mucho más fácil para cumplir con tus objetivos.
Para eso, nada como hacerte horarios bien establecidos y fijarte plazos cortos para llegar a tus pequeñas metas personales.
4. Usa un calendario físico
Tener un calendario físico y colocarlo en un lugar que veas muy a menudo es importante porque… ¡es más difícil huir de él!. En cambio, un calendario en papel con anotaciones y fechas marcadas con colores chillones es más difícil de ignorar. Aunque quieras hacerlo.
5. Empieza ya con tu plan de año nuevo
Varios estudios sugieren que la noche de fin de año y los primeros días del mes de enero son una fecha única para empezar en serio con tus proyectos. La razón es que en este pequeño periodo de tiempo, y no en otro, las personas tendemos a considerar que hemos cambiado por el hecho de haber pasado por esa frontera temporal que es Nochevieja y, por lo tanto, pensamos que es más fácil «desaprender viejos hábitos y adoptar otros mientras nos encontremos en esos días.
Es algo así como una ventana de oportunidad que se abre en nuestro calendario y que nos podría hacer hace menos proclives a resistirnos al cambio.
Saber esto es importante, porque aunque sea algo hasta cierto punto irracional e inconsciente, podemos sacar provecho de ello de manera muy racional. El método es sencillo: si durante ese momento estamos predispuestos a dejar de pensar sobre nosotros mismos como personas encadenadas a unos hábitos, mejor empezar a adoptar nuevos hábitos justo en ese momento y no en otro. Esto hará que tenga más probabilidades de llegar a buen puerto.
6. Aprovecha la presión grupal
En el ámbito de la psicología hace tiempo que se sabe que la presión grupal es capaz de elevar nuestra capacidad para esforzarnos de manera muy significativa. Es por eso que es buena idea compartir tus propósitos de año nuevo con otras personas y que estas hagan a su vez lo mismo, para poner en común las aspiraciones de cada uno. Esto creará una especie de contrato alrededor de estas promesas que será más difícil de quebrantar y hará que nos alejemos de la tentadora posibilidad de tirar la toalla.
7. Haz una valoración del año que ha pasado
Puede que esta parte parezca menos excitante e ilusionante que la tarea de fijarse objetivos e imaginarse el futuro que está por llegar, pero también es muy necesaria. ¿Por qué? Porque nos permite darle sentido a la idea de proponerse objetivos de año nuevo, o lo que es lo mismo, hacer que en el momento en el que empieza un nuevo período de nuestras vidas veamos como algo interesante la opción de fijarnos otra vez nuevos objetivos, al estar acostumbrados a tomarnos esto como un proyecto serio e importante. Además, por supuesto, esto nos permitirá ver nuestro progreso en ciertos ámbitos de desarrollo personal, lo cual es muy motivador y hará que tengamos ganas de afrontar los retos que están por venir.
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